El ojo seco es una condición oftalmológica multifactorial que afecta a millones de personas en todo el mundo. Esta enfermedad compromete la lubricación adecuada del ojo debido a un desequilibrio en las tres capas que conforman la lágrima:
Capa proteica: Fija la lágrima a la superficie del ojo, asegurando su adhesión.
Capa acuosa: Mantiene la hidratación del ojo, proporcionando un ambiente húmedo.
Capa grasa: Evita la evaporación de la lágrima, protegiendo su estabilidad.
Cuando estas capas no funcionan de manera adecuada, se genera irritación, molestias y, en casos graves, daño ocular.
Factores de riesgo del Ojo Seco
Existen diversos factores que aumentan la probabilidad de desarrollar ojo seco. Entre ellos se encuentran:
Factores individuales
Edad: Es más común en personas mayores, ya que la producción de lágrimas disminuye con el tiempo.
Mujeres: Especialmente después de la menopausia, debido a cambios hormonales.
Raza asiática: Mayor predisposición genética.
Condiciones médicas
Disfunción de la glándula de Meibomio: Encargada de producir la capa grasa de la lágrima.
Síndrome de Sjögren y enfermedades del tejido conectivo: Pueden alterar la producción lagrimal.
Deficiencia de andrógenos y enfermedades tiroideas.
Rosácea e infecciones virales.
Pterigio y cirugías refractivas previas, como el láser.
Factores ambientales
Polución, baja humedad y exposición prolongada a aire acondicionado.
Uso de computadoras o dispositivos electrónicos, que reduce la frecuencia de parpadeo.
Lentes de contacto, que pueden aumentar la evaporación lagrimal.
Medicamentos
Antihistamínicos, antidepresivos, ansiolíticos, isotretinoína, anticonceptivos y otros pueden contribuir al ojo seco al afectar la producción o calidad de las lágrimas.
Tratamiento del Ojo Seco
El manejo del ojo seco requiere un enfoque personalizado y multidisciplinario. Aquí te compartimos los pilares básicos del tratamiento:
1. Identificar y tratar los factores de riesgo
Es fundamental reconocer las causas subyacentes y abordarlas directamente. Por ejemplo, ajustar el uso de medicamentos o mejorar la ergonomía frente a las pantallas.
2. Mejorar las condiciones ambientales
Usar gafas de protección en ambientes con viento o polvo. Reducir el uso de aire acondicionado y mantener la humedad del ambiente, además, hacer pausas frecuentes al usar dispositivos electrónicos.
3. Tratamiento ocular específico
Uso de lágrimas artificiales y lubricantes adecuados según las características de los síntomas y formuladas por un especialista en ojo seco.
Recuerda que es indispensable acudir a un profesional experto en ojo seco para recibir un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adaptado a tus necesidades.
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